Dado que los rallyes duran varios días, tanto coches como pilotos necesitan descansar. Esta temporada tendrán acceso al parque de asistencia a horas predeterminadas durante el transcurso de cada prueba. Además de revisar el coche y cambiar los neumáticos, durante estas asistencias un equipo de cuatro técnicos podrá realizar tareas mecánicas en cada coche. El tiempo para la asistencia está estrictamente limitado, cada parada puede durar 10 minutos, 30 minutos ó 45 minutos según el itinerario.
Para poder trabajar en este entorno lleno de presión, los técnicos del WRC son algunos de los mejores del mundo, verdaderos expertos con ingenio y velocidad extraordinarios. En medio de la prueba son capaces de cambiar suspensión, buje y unidad de frenos en unos cinco minutos, y la caja de cambios en otros 10. Armados con martillos, sopletes y cinta adhesiva pueden transformar un montón de chatarra en un campeón de rallyes. También es posible realizar reparaciones y ajustes fuera del parque de servicio, pero sólo pueden hacerlas el piloto o el copiloto, y utilizando sólo las herramientas y recambios que lleven en el vehículo.
Si la estancia en el parque de servicio supera el periodo de tiempo permitido se aplican penalizaciones. También se aplican penalizaciones a los participantes que lleguen tarde a la salida de cada tramo o de cualquiera de los numerosos puntos de control repartidos a lo largo de la prueba.
Al final del rallye, el piloto que complete los tramos cronometrados en menos tiempo es el ganador. Se adjudican puntos a los ocho primeros pilotos según esta secuencia 10-8-6-5-4-3-2-1. También ganan puntos los constructores y equipos del constructor registrados en el campeonato. Al final de cada temporada, la FIA otorga el título de Campeón del WRC al piloto y al constructor que hayan conseguido más puntos.